A la tercera fue la vencida. Dos veces antes había llegado a la final de la Copa y se quedó con ganas de levantarla. En Valencia, en 2019 y en Albacete en 2021, Bidaideak estuvo a punto de conseguir la Copa del Rey. Entonces, supo del coraje que da verse en una final y salir derrotados. Del sabor agrio que regala el tocar con la punta de los dedos un título y no poder conquistarlo. En la primera ocasión el equipo supo conjugar en semanas la amargura, ganando en Shefield, la Euroliga. En el 21, la semana antes había conseguido el título de Liga y asumió la derrota relamiendo la conquista del campeonato de la regularidad. Este año todas las esperanzas de conseguir un título se habían difuminado en los primeros días de mayo. La suspensión de la Euroliga en el formato habitual por mor del covid ,había privado de uno de los objetivos que tenia marcado el club: revalidar ante el graderío de Txurdinaga un titulo continental tan prestigiado. Pocos días después, veía como por sólo un punto cedía a Amiab Albacete el título de campeón de Liga. Ya sólo quedaba una chance en la recamara y no era otra que la posibilidad de hacerse con la Copa. Málaga era el escenario de los sueños de los 8 mejores equipos de la competición estatal. Y en Málaga, precisamente en la tercera ocasión en la que Bidaideak licitaba por el título, fue la vencida.
La Copa es una competición exprés. En poco más de 26 horas los que disputan la final tienen que vérselas previamente con dos rivales y derrotarles. A Bidaideak le tocó en suerte enfrentarse en cuartos de final con el Ilunion. El que durante este siglo ha gobernado este deporte en régimen de monopolio hasta hace 4 temporadas, y que hace tan solo 15 días se proclamara subcampeón de Europa, caía derrotado por la escuadra bilbaína en un partido en la que ésta demostró ser más equipo y tener más ansias de victoria. Sólo 8 horas después, tenia que verse las caras con el Mideba Extremadura. Subcampeón de la Liga y único equipo que les ganara en los dos partidos que les enfrentara en esta competición, era el rival preferido por los bizkainos para un enfrentamiento copero. Querían demostrar que lo ocurrido en la Liga había sido sólo fruto de la contingencia generada por lesiones y enfermedades, pero en absoluto por el valor en sí de ambos equipos. Y con convicción, un punto de rabia acumulada y un juego de conjunto digno de envidiar, se llevó el partido por un contundente 68 a 50. La final estaba servida. La tercera en cinco temporadas.
Enfrente le tocaba en suerte un equipo, el ACE Gran Canarias, que recoge simpatía cada vez que viene a Bilbao. Con un juego alegre y espectacular es de esos equipos a los que gusta ver jugar hasta cuando te derrotan. En los prolegómenos del encuentro todo era distensión entre las plantillas. Respeto pero también afabilidad. Luego, cuando la bola se puso en juego, cada equipo fue a lo suyo. Los canarios a buscar los lanzamientos de campeón paralímpico por USA, Jorge Sánchez o los de su compatriota, Hollerman; los bilbaínos a gestar su básquet coral: si se puede, buscar el lanzamiento exterior de David Mouriz, si no el interior de Manu, Luis Jasso o Txema Avendaño… y sí hay que poner ritmo y salir a la contra ,la velocidad de James Macsorley como arma.
Los primeros minutos, fueron alegres en el juego por parte de los dos equipos, con un Txema Avendaño mostrando toda la finura que está marcando su extraordinaria temporada. Sin embargo se notaba ero alguna descompensación defensiva en el cuadro bizkaino, que no era capaz de frenar al pivote holandés Arie Twigth, quien desde la bombilla se encargaba de martillear el aro rival. En los diez minutos del primer parcial marcaba 10 puntos, la mitad de su aportación en todo el partido, que permitía que el parcial primero se lo llevaran los canarios por un 19 a 21. Bastaron los dos minutos de receso, para que redibujaran los bilbaínos su defensa, secaran al holandés y David Mouriz empezara a mandar en el partido. Una serie de 5 triples en 5 intentos, algo sólo al alcance de unos pocos elegidos, fue sólo una parte de su aportación en este segundo parcial. El ritmo del partido estaba en sus manos y la orquesta bilbaína sonaba con los acordes que él decidía.
Al descanso, con su batuta, se llegaba con un 45 a 39, que hablaba también de la frescura y aciertos del equipo canario, que no perdía la cara aún cuando el recital de triples de Mouriz podía haberles diezmado anímicamente.
En la reanudación, Bidaideak siguió ofreciendo lo mejor de su juego con dominio de la pintura y aciertos en el perímetro. Por momentos consiguió que la ventaja en el luminoso fuera de dos dígitos y que asomara el fin prematuro del enfrentamiento como tal, pero el canario no es equipo que pare sus ruedas cuando las cosas le vienen mal dadas y, poco a poco, fue reduciendo el diferencial hasta dejarlo en 6 puntos (61-55) a falta del asalto final.
Jasso, que había tenido que irse al banquillo en el tercer parcial al cometer su cuarta personal, volvía a cancha para tratar de recomponer el poder bilbaíno en la pintura. Su presencia y capacidad de ocupar el área fue suficiente para que de nuevo los rebotes acabaran en sus manos, – 21 captó a lo largo del partido- y que los insulares solo pudieran recurrir a los lanzamientos exteriores para tratar de nivelar el encuentro. Pero las manos veteranas de Txema y David y la inteligencia posicional de James fue suficiente para que los últimos momentos del encuentro fueran de sosiego para los bilbaínos.
Con el marcador señalando un 72 a 67, el segundero dejó de correr y dio paso a la exaltación de la alegría que los bizkainos habían ido acumulando desde que el sábado a las 9,30 mostraran las credenciales para llevarse el único titulo que les faltaba en su vitrina.
“Hemos cerrado un circulo que comenzara hace unos pocos años cuando em Bidaideak nos conjuramos para intentar llevar a un equipo bilbaíno a la elite del baloncesto estatal e internacional. Con un titulo europeo y los dos estatales, lo hemos conseguido. Somos modestos en todo menos en ambición y ganas de competir y, pese a nuestras carencias de todo tipo, podemos decir con orgullo que hemos sido el primer club de Bizkaia en conseguir esta gesta” “Esta plantilla merece un reconocimiento a la altura de sus logros. Nadie apostó por ellos cuando 5 de sus activos cayeron del plantel por motivos varios, pero partido a partido, en una serie histórica difícilmente comparable, ha logrado pasar con dignidad por la Champions, quedar a una única victoria del titulo de Liga y ganar la Copa. Algo que han conseguido gracias al compromiso con el Club, a su capacidad de sobreponerse a las circunstancias mas adversas y a la ambición por dejar su nombre grabado en la historia de este deporte”.