El 15 de mayo de 2021, Bidaideak conseguía en casa de Ilunion su primer título de Liga. El 21 de mayo de un año después, ha conseguido meterse en la final de la Copa tras vencer, consecutivamente y en un margen de menos de 10 horas, al subcampeón de Europa de este año y al también subcampeón, esta vez de la Liga estatal, el Mideba Extremadura. Dos fechas que serán, sin duda, remarcadas en el libro de éxitos del conjunto bilbaíno. La del 2021 como epílogo de una temporada en la que demostró ser el mejor a lo largo de toda la competición liguera, la del 2022 como el prólogo de una final en la que nadie apostaba por él.
El partido de la mañana, genera literatura. Los enfrentamientos entre Bidaideak e Ilunion se han convertido en los últimos años, en el clásico de los clásicos dentro del baloncesto estatal. Incertidumbre y emoción, adornan siempre estos encuentros que tienen en la competitividad máxima una característica siempre presente. Ambos equipos ni esconden ni se dejan nada en sus enfrentamientos con lo que consiguen que el espectáculo esté servido. El historial siempre se vuelca en favor de los madrileños en las previas de los encuentros, pero una vez la pelota se pone en juego los títulos pretéritos no sirven de argumento para imponerse contra el rival: sólo manda la energía desplegada y el buen juego para dilucidar quien va a ser el ganador.
Y en el partido que hoy, a una hora tan poco baloncestística como es las 9,30 de la mañana, han lidiado los dos, el curriculum no ha servido para nada. El campeón de la Copa en diecinueve ocasiones no ha podido con un equipo que nunca ha podido subirse a lo mas alto del cajón en esta competición. Pero está dicho: el palmarés sólo relata la historia y no gana partidos.
Hoy el argumento para la victoria se trasladaba a los terrenos de la convicción y el deseo, al del dominio del juego y al de la energía para construirlo. Y en eso el Bidaideak ha sido desde los inicios del encuentro, dominador. Aunque el partido comenzó con viento a favor de los madrileños, hasta el punto de llevarse el primer parcial por un 15 a 19, desde el primer momento se vio que las ansias de victoria se apellidaban Bidaideak. No había balón que no disputaran, ni momento en el que el sistema de apoyos tejido por Yáñez no se constatara en la cancha. Ni tan siquiera cuando David Mouriz era expulsado de la pista por una doble técnica tan discutible como innecesaria, los bilbaínos perdieron la fe en el triunfo, y guiados de un Txema Avendaño sensacional -25 puntos, 14 rebotes, 35 de valoración-, fueron inclinando a su favor el sentido del partido. La calidad de los del Ilunion nadie puede ponerla en duda y en momentos puntuales firmados por Bywater, Amadou o Warburton salía a relucir, amenazando con ella las exiguas ventajas que iban cobrando los bilbaínos. Éstos, con nombres propios en mayúsculas también, y con el ya mentado Txema Avendaño en rol de estrella, sin embargo, eran capaces de construir su juego de manera más colectiva, más coral. Manu Lorenzo (17 puntos, 14 rebotes) se dejaba la piel en la cancha y James Macsorley (10 puntos) daba una lección de lo que es trabajar para un equipo sin buscar momento alguno de protagonismo. La pizarra de Yáñez la seguían los suyos al pie de la letra para consolidar el trabajo de equipo. Y así, aunque Luis Jasso, un hombre de dos dígitos siempre en la anotación, no pasaba de 5, se sacrificaba los 40 minutos para hacerse fuerte en su territorio favorito, la pintura. 15 fueron los rebotes que conseguía y un valor no cuantificable su capacidad de intimidar a los madrileños. Mención aparte debe hacerse de Biel Carbó. El joven catalán convenido con el UNES Barca tuvo que suplir a Mouriz durante 27 minutos, tiempo en el que demostró un aplomo impropio de su edad y una calidad que hace considerarle como una de las grandes promesas del baloncesto estatal. Sus 6 puntos fueron tan decisivos que marcan la diferencia final en el luminoso de uno y otro equipo 69-63.
El partido de la tarde tenia otra prosa. Resulta que el Mideba ha sido el único equipo que ha ganado al Bidaideak en los dos partidos en los que se han enfrentado en la Liga de esta temporada. Todos los demás, incluso el campeón, habían caído ante los bilbaínos si quiera una vez. Y en el conjunto vasco era sentir general que el encuentro que disputaron en Badajoz lo podían haber ganado si hubieran podido acudir en condiciones mínimas para competir. Con Manu aislado por covid, Esteche a punto de pasar por el quirófano, Asier iniciando su rehabilitación, Mouriz apenas restablecido de su pasar por el virus e Iragorri totalmente diezmado en su hombro, los bilbaínos acudieron a Badajoz, aunque su entrenador había pedido expresamente el aplazamiento del partido. En el sentir de toda la plantilla estaba grabado que si hubieran podido competir de igual a igual, la Liga podría haber tenido otro final.
Y con ese plus de motivación saltaron a la cancha a las 17 horas en el pabellón que tiene por nombre alguien tan insigne para el baloncesto estatal como es el de Javier Imbroda. Querían demostrar que si alguien podía hacer un pulso esta temporada a Amiab era Bidaideak. Y a fe que lo hicieron. El equipo extremeño es merecedor de estar entre la elite estatal porque tiene un quinteto conformado por algunos de sus mejores jugadores y porque sabe de memoria como aprovechar las debilidades ajenas. Con unas manos sobresalientes en el arte del lanzamiento y con un ritmo casi inigualable, Mideba era candidato ponderado a estar en la final de esta edición de la Copa. Pero los bilbaínos no dejaron ni que se situaran con comodidad en la cancha ni que pudieran exhibir lo mejor de su juego. Desde el primer momento les mostraron que entrar en su pintura no les iba a ser fácil y que iban a contraponer su ritmo con otro superior. Durante los primeros 20 minutos el marcador señalaba igualdad -aunque siempre decantándose en favor de los vascos. Al finalizar el primer parcial el marcador señalaba un 18 a 16 y al finalizar el segundo un 30 a 28.
Sin embargo, fue volver de los vestuarios y el equilibrio se deshizo. David Mouriz, martirizaba a golpe de triples el aro extremeño -6 conseguía a lo largo del todo el encuentro- y entre Manu, Txema y Jasso conquistaban las dos pinturas con insultante superioridad. El despegue de los bilbaínos llevó a que en el minuto 30 el score fuera de 50 a 39 y a que la ansiedad la patrimonializaran los de Jorge Borba.
El ultimo parcial lo fue de exhibición absoluta del Bidaideak que fue ensanchando las diferencias en el marcador hasta llegar al 68 a 50 final que dejaba bien a las claras quien había puesto más en el parqué malagueño.